Hace un tiempo os comenté que me apunté a una carrera de 10K (que en nomenclatura «runner» significa 10 Km) en Vilnius para el 26 de Mayo del 2013.
Mi idea, para prepararme era haber empezado a correr justo la semana de después de apuntarme, por allá por Febrero. El mal tiempo impidió que pudiera empezar a entrenar. No sólo por el frío (volvieron a bajar las temperaturas a unos -10ºC) sino, sobretodo por la nieve. Es muy incómodo correr con nieve, y algo peligroso también.
Así que sólo pude retomar los entrenamientos durante mis vacaciones en España durante la semana santa.
El primer día de vuelta al entrenamiento creía que me daba algo. Había perdido mucha resistencia. Mierda.
No me preocupaba el haber corrido un poco más despacio de lo normal, sino lo que me preocupaba era que había tenido que parar dos veces durante el recorrido porque estaba literalmente hecho polvo. No se si era por el calor que hacía en Logroño o porque había pasado mucho tiempo (17 de Febrero, más de mes y medio) desde la última actividad.
Otro de los entrenamientos que hice (sólo hice dos, no me maté demasiado) fue algo mejor.
Aunque corrí menos distancia, llevé una velocidad media más rápida y sólo tuve que parar una vez durante el recorrido. No estaba demasiado satisfecho. Sabía que si quería mejorar el tiempo tenía que esforzarme más.